El Santuario de Montesclaros es, sin duda, uno de los referentes importantes de la historia de Campoo desde la Edad Media. Si seguimos su desarrollo podemos ver cómo todas las épocas y vicisitudes políticas, económicas, culturales y religiosas han quedado reflejadas en el Santuario y queremos compartirte datos del Origen del Santuario de Montesclaros
- La invasión árabe en el año 711 tiene su repercusión en toda la península Ibérica, y va a dar al territorio y pueblo de Campoo un protagonismo primordial y clave para su posterior historia y la del conjunto de España al acoger a los hispano-visigodos que huyen del sur y se refugian en las cabeceras del Ebro y sus montañas. Esto afectará a la comarca de Campoo en todos los aspectos: políticos, agrícolas, culturales y, de manera especial, en el campo religioso.
- Los cristianos que huyen del sur y que sucesivamente van llegando a estas tierras a lo largo del siglo VIII traen consigo las imágenes más veneradas, tanto para evitar la profanación como para que les protejan a lo largo del destierro; quieren sentir que la Virgen y sus santos patronos caminan con ellos y, después, para que esa protección la ejerzan en la nueva vida que comienzan con dificultades y sobresaltos.
- Por eso, a falta de iglesias y de tiempo para edificarlas, colocan las imágenes en lugares destacados y protegidos de los elementos atmosféricos que pueden deteriorarlas y de fácil referencia, a la vez que con un simbolismo religioso como son los montes y las rocas. «Levanto mis ojos a los montes. de donde me ha de venir mi socorro». Salmo 120. Esta antigua tradición bíblica pasa al cristianismo, máxime en tiempos y situaciones especiales como el que nos ocupa. Así encontramos Peñasacra, Monsagro, Montesclaros, en distintos lugares de la geografía española, por haberse encontrado en ellos imágenes.
- En una cueva de uno de esos lugares destacados y simbólicos es depositada la imagen de la Virgen que se llamará de Montesclaros. Veamos cómo nos describe lo que acabamos de referir el historiador árabe Rasís, hablando de la persecución de Abderramán III. «Castigó extraordinariamente a los cristianos de España y no quedó ciudad o pueblo fortificado que pudiese salvarse de su poderío. Pero los moradores de las ciudades abandonadas se refugiaban en los montes de Asturias. Además, destruyó todas las iglesias que encontraban en pie. Eran muchas y de noble y bella factura… Así hacía destruir por el fuego todos los cuerpos robados de las iglesias que los cristianos veneran y llaman santos.
- Ante ello los cristianos, cada cual como podía, huían con estas cosas a los montes y lugares inaccesibles. Y así fueron trasladadas a las montañas de Asturias la mayor parte de las cosas que en España recibían culto religioso por la fe de los cristianos».
(1) P. Flórez. España Sagrada. Tomo 5º, pág. 314 (Traducción).
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