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Información
La Hospedería abre sus puertas todo el año:
haga su reserva con antelación
en las fechas de mayor ocupación:
Semana Santa, Navidad
la Festividad de La Rosa
y del 1 de Junio al 31 de Agosto.
Consulte siempre disponibilidad.
CALENDARIO DE APERTURA

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En Montesclaros había una hospedería antes de que llegasen los dominicos. Esta ardió en el año 1677. La necesidad de construir otra parecía obvia. Era a todos manifiesto que había que acomodar a docenas de peregrinos que acudían al santuario con el propósito de efectuar la confesión o de recogerse unos días. Existen registros del siglo XIX que hablan de que incluso con mal tiempo, todos los días llegaban al Santuario más de una docena de peregrinos de 3, 5 y 6 leguas. Dice la crónica que estos peregrinos «suben trepando entre nieves». Y durante el buen tiempo «los pobres que se hospedan en la hospedería no bajaban de 40». Lo domingos y festivos, la afluencia oscilaba entre los a 2oo a los 500. No todos, naturalmente, se quedaban a pernoctar en la hospedería, pero sí muchos de ellos. Por otra parte, el santuario está situado en lugar muy fragoso y solitario. Los pueblos vecinos, además de estar bastante distantes, no eran capaces de ofrecer alojamiento a la afluencia de peregrinos.
Por todas estas razones, casi todos veían la necesidad de una nueva hospedería la veían sin dificultad esta necesidad. Digo que casi todos porque si bien tanto al corregidor de Reinosa como el arzobispo como los padre dominicos esta necesidad era inaplazable, a algunos de los alcaldes de los pueblos limítrofes no íes parecía asunto prioritario. Se reunió la Junta de los pueblos de la merindad, pero en la votación sobre si construir o no la hospedería quedaron empatados. La mitad de los alcaldes sin dificultad acordaron ceder el solar y paredes de la hospedería vieja a los religiosos para que construyesen la nueva hospedería. Pero la otra mitad rehusó tal licencia. El corregidor resolvió el empate con su voto de calidad a favor de la construcción. Y se iniciaron las obras. Estaban ya abiertos los cimientos, cortadas las maderas, y dispuestas las piedras, cuando se presentó el procurador de Campóo de Innata, e hizo detener las obras.
El rey Felipe V interviene en la historia de la hospedería.
Para no enardecer el conflicto, los frailes cedieron. Hubo que echar abajo lo poco construido. Los frailes hicieron entonces esta oferta al concejo de Carabeos: aportar la cuarta parte del costo si accedían a edificar la hospedería. La oferta no satisfizo al concejo de Carabeos. No les satisfizo porque, al parecer, este concejo deseaba que los frailes corrieran con todos los gastos de la construcción, y que, además, en la admisión de los hospedados tuviesen siempre preferencia la gente de Carabeos. Y más todavía: que las llaves de la hospedería estuviesen en manos del concejo de Carabeos, y no de los frailes.
El litigio llegó en el año 1701 al arzobispo, D. Juan de Isla, el cual puso excomunión a los Carabeos con un edicto en el que se mandaba, so pena de excomunión, que «no embaracen en ninguna manera en fabricar dicha hospedería»…»para que se fabrique con toda brevedad por ser cosa tan precisa». Este edicto también mandaba a los curas de la zona que no fomenten ni aconsejen a los vecinos contra la construcción de dicha fábrica (hostería).
Dado que el P. Del Pozo, superior de los dominicos, desconfiaba de la eficacia de este edicto, recurrió al rey Felipe V, el cual en pocas semanas, escribió al corregidor de Reinosa en estos términos: «llamadas y oídas las partes, …os mandamos que hagáis y determinéis sobre este asunto lo que halláredes por derecho y justicia». Lo que mandó el corregidor lo puede sospechar fácilmente el lector. Se reiniciaron las obras ese mismo año y pronto quedó la antigua hospedería, por fin, terminada. En el siglo siguiente -en el año 1880-se efectúo la ampliación del ala Norte. Con ello la hospeda podía ofrecer a los peregrinos 38 habitaciones.
La hospedería en el siglo XIX
Si los anteriores datos procedían de documentos oficiales, lo que vamos a recordar ahora proceden de una carta personal enviada por el superior de los dominicos a un amigo suyo que tenía en Asturias. Está fechada en 1834. Dada la espontaneidad y la veracidad del que escribió este texto despojada de toda retórica oficial, esta carta ostenta un valor inapreciable.
Detalles del día a día en la hospedería. Gracias a esta carta, conocemos pormenores de la marcha y vida diaria de la hospedería hace casi 200 años. Por ejemplo, sabemos que el menú estaba compuesto por «patatas, habas y ración de pan a mediodía». La hospedería acogía a grupos de pobres que ordinariamente «no bajan de 40, y acuden a la lumbre de la hospedería». Tanto estos pobres como los que hacían alto en su camino por culpa del tiempo eran hospedados en cuartos y camas («que hay para pobres»)
En lo concerniente a la administración, la carta precisa que «en la hospedería viven siempre 4 dueñas para recibir a cuantos van y vienen. Ellas se entienden con todos, … ellas corren con moler y amasar cuanto pan se come en la hospedería». El que firma esta carta, el padre Vicente de San José, todavía añade esta nota henchida de total sinceridad: «las 4 dueñas, aunque con corta soldada, están contentas».
La hospedería en la actualidad
A partir del presente año, 2017, se hace cargo de la administración y gestión de la Hospedería la Fundación dominicana San Martín de Porres, con sede en Madrid, dentro de un innovador programa social dirigido a personas Sin Hogar.
Se han introducido importantes mejoras en las instalaciones y servicios, desde en conectividad hasta en la oferta gastronómica, con la intención y el deseo de seguir dando al visitante la misma atención y bienvenida familiar que caracteriza este magnifico lugar de acogida y recogimiento, sin perder nunca su idiosincrasia.
Gracias a José Mª G. Prada por esta nota histórica.