Si alguna vez has soñado con caminar junto al nacimiento de un gran río, rodeado de paisajes idílicos, aire puro y con la historia latiendo bajo tus pies, el Camino Natural del Ebro es tu próximo destino. Todo comienza en Fontibre, un rincón mágico de Cantabria cuyo nombre proviene del latín Fontes Iberis —las fuentes del Ebro—, a 885 metros de altitud. Allí nace, en un paraje sereno y boscoso, el río más caudaloso de la Península Ibérica.
Desde ese punto sagrado de la geografía española, se extiende una ruta de senderismo perfectamente señalizada que invita a recorrer más de 26 kilómetros de naturaleza, patrimonio y emociones, hasta alcanzar un lugar especial: el monasterio de Montesclaros, donde podrás descansar en su acogedora hospedería (abierta de mayo a octubre), degustar una bebida caliente en su bar o sorprenderte con su museo de mariposas.

Un camino entre pueblos, montañas e historia
El sendero arranca entre piedras enlosadas, pasa por pueblos encantadores como Salces, Nestares y Reinosa, se adentra en parques fluviales y se asoma a joyas del románico como San Ciprián de Bolmir o Santa María de Retortillo, junto a la antigua ciudad romana de Julióbriga.
Con cada paso, el paisaje se eleva: se asciende al Cotío y se rozan las alturas de la sierra, donde las vistas quitan el aliento. Desde allí se admiran gigantes como Peña Labra, el Pico Tres Mares o el Castro Valnera, mientras el río serpentea a lo lejos, abrazando los meandros y el embalse del Ebro.
El recorrido es exigente pero gratificante. Tras cruzar Arroyo y el robledal de La Aguilera, la senda atraviesa pastos, arroyos y bosques hasta llegar a Bustasur, antes de encaminarse a su punto culminante: el monasterio de Montesclaros.

Descanso con alma: hospedería de Montesclaros
Situado a casi 1.000 metros de altitud, el monasterio de Montesclaros es más que un remanso de paz: es un lugar donde se respira recogimiento, historia y conexión con la naturaleza. La hospedería, abierta en los meses cálidos, ofrece una estancia sencilla pero acogedora para senderistas, peregrinos o viajeros que buscan silencio y belleza. Y si eres amante de la biodiversidad, no dejes de visitar su museo de mariposas, con una colección que asombra tanto por su variedad como por su presentación.
Una experiencia para los sentidos y el alma
Hacer esta ruta es mucho más que caminar: es vivir un viaje interior, un encuentro con la historia, la geografía y uno mismo. Cada curva del camino revela algo nuevo: una iglesia escondida, una panorámica majestuosa, el murmullo del río o el canto de las aves entre robles y pinos.
Así que si buscas una escapada activa, espiritual y profundamente humana, la ruta de Fontibre a Montesclaros es una invitación a reconectar con lo esencial. Ponte las botas, prepara la mochila y déjate guiar por las aguas del Ebro. Cantabria te espera, y Montesclaros te acoge.