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Los hallazgos arqueológicos de 1966 en el Santuario de Montesclaros

 

A falta de documentos escritos, la historia encuentra en los monumentos arqueológicos la principal y segura fuente de datos para poder determinar una fecha o emitir un juicio. En Montesclaros, la arqueología sí que nos ofrece datos verdaderamente importantes y valiosos, no sólo para determinar unas fechas, sino para sentir la satisfacción de contar entre nosotros con un monumento tan significativo y singular que enriquece el ya valioso patrimonio arquitectónico-artístico de Cantabria.

Veamos cómo nos da la noticia de las primeras excavaciones la «Hojita de Montesclaros»: «Un Tesoro en Montesclaros. ¿No te has enterado … ? ¡En la iglesia de Montesclaros los frailes se han encontrado un tesoro!»

Esta era la noticia que, de boca en boca, fue recorriendo los valles y pueblos: ¡En Montesclaros ha aparecido un tesoro!… Y ha sido cierto. La prensa lo ha dicho: Hallazgo en Montesclaros de unos sarcófagos de piedra primorosamente labrados. Unas piedras encontradas debajo del altar de la Virgen, dan fe de su antigüedad.

Peritos, amantes del arte y curiosos van pasando por este risco de espiritualidad ancestral para contemplar unas tumbas de piedra labradas con primor de orfebre.

… Empezaron las obras. Se levantó el entarimado de madera y apareció un espacio relleno de tierra arenisca (roca deshecha procedente de las excavaciones para construir la iglesia actual).

Junto con la arena y con los huesos aparecieron unos muros de piedra de sillería que se adentraban. ¿Qué habrá debajo de todo esto? Quitar todo aquello era una obra de titanes. … (los estudiantes dominicos de Filosofía de las Caldas de Besaya pasan en Montesclaros los meses de verano). Ellos lo hicieron. Empezaron a quitar huesos, tierra y piedras… De pronto, apareció el tesoro: un sepulcro de piedra tallada con adornos sencillos, rameados, cruces, escudos y una inscripción que le hacían suponer muy antiguo.

El entusiasmo cundió entre todos: frailes, veraneantes… -Parece que es de estilo visigótico, decía uno. – No, no, es románico…. es gótico… Cuando se enteren de este descubrimiento seguramente que se lo llevan a un museo … íEsto es un tesoro!… Ahora sí que va ser famoso Montesclaros … !

Se siguió quitando tierra. Fueron descubriéndose los muros que se vio pertenecían a una iglesia anterior a la actual (4). Al terminar las excavaciones aparece un pequeño pero precioso templo prerrománico, de buena factura, ábside cuadrado, columnas cuadradas y con una ventana en forma de aspillera en el centro primorosamente labrada. Especialmente significativo es el altar de piedra cara al pueblo, con dibujos tallados, principalmente el sogueado que tiene a los lados y conocido como ornamentación del ramirense, por darse en los edificios del rey Ramiro, de Asturias, a mediados del siglo IX.

Imagen aérea del Santuario de Montesclaros – Javier Rosendo ®

La Gran Enciclopedia de Cantabria lo recoge así: En el nivel superior de la gruta se ha descubierto una capilla anterior a la actual, claramente prerrománica, de ábside cuadrado, que recibe luz por una ventana estrecha y alargada en el centro de éste, con altar de piedra cara al pueblo, de ornamentación sogueada en clara correspondencia con el prerrománico asturiano (5).

Digamos que esta iglesia primitiva, aunque pequeña, es de gran factura. Edificada con piedra de sillería y resistentes muros, su ábside mide tres metros de largo por 3,5 de ancho, lo mismo que el ábside de la iglesia románica y actual parroquia del vecino pueblo de Bustasur; lo que reafirma que su construcción no fue obra de una simple y bien intencionada piedad de algún devoto, sino algo con mucho más carácter e intención, levantado por verdaderos maestros profesionales de su época.

Las iglesias vecinas de Barruelo de Los Carabeos, término al que pertenece Monstesclaros; Bustasur, a menos de dos kilómetros del Santuario, y Cervatos, por citar sólo las más cercanas, son de comienzos del siglo XII. «Si la iglesia de Cervatos la hemos situado siempre en el principio del siglo XII, con fecha de 1129, es manifiesta la coincidencia con la fecha de la de Bustasur que dice «ERA MCL», es decir, año 1112 (6).

Por lo tanto es impensable que si a comienzos del siglo XII las iglesias de su alrededor son joyas del románico, un siglo más tarde , como sería el caso del hallazgo de la imagen y la posterior edificación de la ermita primitiva, estuviesen relacionados con la citada batalla de Alarcos y se construya una iglesia o ermita que ya vimos tenía su entidad de estilo prerrománico.

Luego, lógicamente, tenemos que concluir que la edificación de la iglesia o ermita primitiva tuvo que ser, a más tardar, a finales del siglo X o comienzos del XI, y el hallazgo de la imagen de la Virgen de Montesclaros anterior, siendo traída y guardada por los primeros hispano-visigodos que buscaron refugio en estas montañas cántabras con motivo de la invasión árabe en el siglo VIII o, a todo lo más, durante la primera mitad del siglo X, época en la que se produjo la fuerte persecución de Abderraman III como vimos relatado por el historiador árabe Rasís.

Así pues, con las referencias históricas y los hallazgos arqueológicos de que disponemos, podemos decir que la Virgen de Montesclaros se encuentra entre nosotros desde los primeros momentos de la difusión y organización del cristianismo y que, como en los primeros tiempos apostólicos, es mantenedora y animadora de la fe, suscitando en el pueblo esa fuerza que ayuda a superar los momentos adversos con renovada ilusión y esperanza.

«Sin embargo, cuando el cristianismo tuvo su éxito pleno en Cantabria, cediendo definitivamente ante él los reductos de las antiguas religiones del país, debió de ser en el siglo VIII, con motivo del repliegue masivo de elementos hispano-visigodos tras las cordillera con motivo de la invasión musulmana» (7).

Qué bien intuyó y expresó uno de nuestros geniales poetas y folcloristas esta presencia de la Virgen de Montesclaros en Campoo:

«Y entavía me preguntas por el tiempu, que Nuestra Señora andó soterrada en el horacu ande el novillu la vio … Pos a ti cuenta que Jué … Dende la predicación de San Pedru u San Pablu … U pué dende el Redentor … «(8).

Queda la objeción de la reliquia con los cabellos de Santa Casilda, que se encontraban todavía en el santuario en 1904, pero creemos que tiene fácil explicación. Santa Casilda pasa los últimos años de su vida como ermitaña en los montes cercanos a Briviesca (Burgos), donde fallece a finales del siglo XI o principios del XII, y donde se conserva su Santuario hasta nuestros días abierto al culto y recibiendo numerosas y fervorosas peregrinaciones.

En las fechas en que acaece su muerte no es factible que reliquias del norte de la península fueran llevadas a comunidades cristianas del sur, sencillamente porque no había comunicación y porque los acontecimientos manifestaban que las reliquias e imágenes de los santos eran objeto de persecución y profanaciones, provocando la huida a los lugares seguros del norte, como el ya citado historiador árabe Rasís tan gráficamente describe.

El que llegasen a Montesclaros cabellos de Santa Casilda como reliquia, obedece a la costumbre, común en aquella época, de que alguno de los señores encargados de los Santuarios o benefactores o capellanes reales donasen al santuario la reliquia de una Santa de la zona. A partir de esta costumbre y pasando el tiempo sin documento escrito alguno ni memoria reciente, parece lógico que se empezase a pensar que los cabellos se encontraban en el Santuario desde el hallazgo de la imagen, pues el primer escrito que hace referencia a las reliquias es una declaración jurada de Juan de Salinas de 1613, en la que afirma haber oído a los mayores que se habían encontrado juntamente con la Virgen. Lo que nos indica que se trata de una memoria narrativa que se pierde en tiempos remotos e indefinidos.

NOTAS

  • (1) P. Flórez. España Sagrada. Tomo 5º, pág. 314 (Traducción).
  • (2) Conf. Pérez y Pando, Joaquín. Historia de la imagen y Santuario de Nuestra Señora de Montesclaros.
  • (3) Codón, José María. Cantabria en Castilla. Pág. 43. Burgos, 1983.
  • (4) Bañas, Fray Tomás de la Cruz. Hojita de Montesclaros, nº 87. 1966.
  • (5) Gran Enciclopedia de Cantabria. Tomo 6º pág. 23. 1986.
  • (6) García Guinea, Miguel Ángel. Románico en Cantabria, pág. 310. Estudio. Santander, 1996.
  • (7) González Echegaray, Joaquín. Cantabria a través de su historia, pág. 173. Institución Cultural de Cantabria. Santander, 1979.
  • (8) Martínez González, Justo. Monólogos y Estampas de Costumbres Campurriano-Montañesas, pág. 277. Gráficas Sergu. Aguilar de Campoo, 1969.

Gracias a Jose Manuel Suárez por estas notas históricas.

 

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